LA REPRESIÓN

En el día a día vivimos una constante represión, nos están diciendo que comer como vestirnos como actuar, en que creer, a quien seguir, quienes seremos en futuro.

La represión que vivimos diariamente y la falta de la verdad en la que nos han sumido los llamados medios de comunicación, que aparentemente son algo muy útil y bueno para la sociedad pero esa no es la verdad, podemos describirlos como un gran circulo vicioso en el que nos tiene atrapados, con una venda en los ojos y sin salida, dándonos verdades a medias permitiéndonos ver tan solo lo que a ellos les place, no dejándonos que veamos el verdadero mundo en el que vivimos.

Pero esto no es lo peor pues diariamente nos están metiendo toneladas de basura inservible a nuestras mentes, basura barata que ocupa un vacío que daña y mata nuestra capacidad de reflexionar y ver las cosas por si mismos.

Nosotros como esclavos no hacemos nada para evitarlo, sino que cada día nos contaminamos más y nos segamos más, a tal punto de llamar a lo0 malo bueno y al consumismo economía. Pero ¿Qué es lo bueno ¿ y ¿y que es lo malo? Estas preguntas son difíciles de responder pues nuestras mentes no tienen la capacidad de discernir dichas cosas.  La realidad de esto es un disfraz, una mascara, la cual no nos deja ver su trasfondo que es algo macabro, malo, perjudicial y nocivo para nuestra salud mental y aun más para nuestras vidas.

Pero ¿Quién es verdadero promotor del tal hecho? Lamentablemente el mayor culpable de esto es ese aparato que nosotros idolatramos y lo ponemos por encima de todo y de todos llamado televisión, el cual solo nos brinda basura, per nosotros también tenemos parte de esta culpa por permitir que esto pase, por no quitarnos la venda y revelarnos. En fin esto ha sucedido, sucede y seguirá sucediendo hasta que nosotros lo permitamos.

¿Hasta cuando veremos la realidad? Esta pregunta se quedara en eso, puesto que no sabemos si esto continuara, de lo que si hay una certeza es que con el pasar de los tiempos empeorara , seguirá creciendo hasta prácticamente convertirnos prácticamente en unos zombies que no piensan por si mismos, sino que hacen lo que los demás.